Con qué moral la Alcaldía de Santo Domingo Este puede multar a los ciudadanos por tirar basura en la calle cuando ellos mismos colocan contenedores ilegales en las aceras y en las calles? La instalación de estos contenedores, que no cumplen con las normativas ambientales ni de salud pública, es un claro ejemplo de la incoherencia y la doble moral en la gestión municipal. Si la propia Alcaldía no respeta las leyes que regulan el uso de los espacios públicos, resulta contradictorio y poco ético que exijan a los ciudadanos un comportamiento que ellos mismos no practican.
Cumplir y hacer cumplir las leyes es un principio fundamental para cualquier administración pública que se precie de ser justa y efectiva. Cuando las autoridades municipales no cumplen con sus propias normativas, se erosiona la confianza de la ciudadanía y se debilita el estado de derecho. Es inadmisible que la misma entidad encargada de velar por el orden y la limpieza de la ciudad incurra en prácticas que van en contra de las regulaciones vigentes. Esta falta de coherencia no solo afecta la credibilidad de la Alcaldía, sino que también envía un mensaje negativo a la población sobre el respeto a las normas.
Si la Alcaldía no cumple con las leyes, ¿cómo puede tener la autoridad moral para multar a quienes tampoco las cumplen? Para que las políticas de limpieza y orden urbano sean efectivas, es imprescindible que las autoridades municipales lideren con el ejemplo. La gestión municipal debe demostrar un compromiso real con la legalidad y la ética, comenzando por respetar las normativas que regulan la colocación de contenedores y el manejo de residuos. Solo así podrán exigir a los ciudadanos que hagan lo mismo, fomentando una cultura de cumplimiento y respeto por el entorno urbano.